História e Pensamento Militar
Texto: IELA
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Chávez y otros demónio
Por Max Lesnik
22.12.2009 – Los editores de El Mundo-América de España me
piden que escriba mis impresiones sobre el Presidente de Venezuela Hugo
Chávez a propósito de su intervención en la reunión sobre el cambio
climático en el planeta tierra y una de las últimas “Reflexiones” de Fidel
Castro en la que el líder cubano relata su primer encuentro hace quince años
en el Aula Magna de la Universidad de La Habana con el entonces joven
militar venezolano cuando todavía nadie -quizás Fidel Castro sí- imaginaba
el destino de Chávez como paladín de la Revolución Bolivariana del Siglo
XXI. Si el joven oficial militar rebelde, tenía entonces conciencia de su
papel a jugar en la historia del nuestro continente, no lo sabemos. Esa
sería nuestra primera pregunta cuando algún día lo entrevistemos.
Pero ahora, aquí va nuestra opinión sobre este hombre de carisma singular
que ha irrumpido en el escenario de su país y de América para establecer
nuevas reglas de juego en las relaciones entre las naciones del Sur del
continente y el “Norte revuelto y brutal” como calificaba José Martí con
singular señalamiento a los Estados Unidos de América.
El Presidente venezolano es de esos hombres que surgen a la vida pública
para ser adorados hasta el delirio por sus fieles seguidores o para ser
odiados hasta la muerte por sus mas contumaces enemigos, ya sean estos
compatriotas suyos, o gobiernos extranjeros afectados ambos en sus
intereses económicos al trastocar por obra suya el escenario político de su
país, cambiando de manera radical su historia y su destino.
Cada pueblo tiene sus propios héroes. Pero no todos rebasan sus fronteras
nacionales. Cuando así ocurre, es inevitable el choque con los poderes
hegemónicos de cada tiempo y lugar. Así fueron los casos de Simón Bolívar y
José Martí, que no sólo desafiaron el poder de la España colonial decadente
del Siglo XIX, sino que también sembraron en las tierras del continente
americano la semilla de una rebelde Revolución anti-imperialista, aún cuando
el Imperio del Norte apenas daba sus primeros pasos balbuceantes y no menos
torpes, en los albores del pasado Siglo XX. Ver lo que venía es cosa de
genios y visionarios. Bolívar y Martí lo fueron. Ellos señalaron el sendero
para los que vinieron después.
La Revolución cubana es sin lugar a dudas la heredera natural de aquellas
gestas libertarias del Siglo XIX y aunque no todos quieran reconocerlo, así
lo recogerá indefectiblemente la historia,como nadie niega hoy que el
mundo moderno en que vivimos, surgió a la vida a partir de la Revolución
Francesa y de la Independencia norteamericana. Esa es la verdad auténtica,
aunque lo que vino después sería otra cosa.
Ciertamente entre la Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana de Chávez
hay una relación simbiótica que las hace tan unidas, y tan similares, tanto
en sus objetivos como en su destino, que resultan una misma causa. La causa
de América.
A decir verdad no soy de los que gusta del estilo tribunicio conversatorio
del Presidente Chávez. Ni tampoco comparto del todo su manera de actuar en
el ejercicio del mando. Pero comprendo y estoy de acuerdo con la esencia de
lo que dice y mucho más como piensa. Diferencias de forma puede haberlas,
pero en su honor tengo que decir, quiéranlo o no sus enemigos y
adversarios, que el líder bolivariano está hecho de madera de héroes. De
manera que cuando se escriba la historia de estos primeros años del Siglo
XXI el nombre de Hugo Chávez marcará el punto de no retorno a un pasado de
sumisión a los dictados de Washington. Chávez emergió de la nada y llegó a
la cumbre de los Andes con alas de Cóndor.
No es nueva la frase: “Se puede matar a un hombre pero no a sus ideas”. Y
mucho menos borrar de un plumazo cargado de odio y soberbia la ejecutoria de
aquellos líderes que han tomado la vanguardia como puesto de combate
irrumpiendo en el escenario de un país y de un continente, levantando las
banderas de la dignidad soberana de los pueblos para con los pobres de la
tierra su suerte echar. El Presidente Hugo Chávez va por ese camino. Es el
sendero que conduce a la gloria o a la muerte. O a las dos cosas a la vez.
Su nombre está marcado.
Chávez tiene Demonios que le persiguen. Me defino. Contra esos demonios, yo
estoy con él.
Texto: IELA
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Texto: Lauro Mattei - Professor/UFSC
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