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54 anos sem Camilo Cienfuegos

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Por IELA em 15 de janeiro de 2015

54 anos sem Camilo Cienfuegos

Camilo no se perdió en el mar, está con nosotros
En el 54 aniversario de su desaparición física, Granma recuerda a Camilo a través de algunas de las muchas anécdotas que matizan su presencia
Por AMAYA SABORIT ALFONSO

Uno de sus soldados más queridos, Luis Olazábal, de origen campesino, se sugestionaba mucho con las historias de fantasmas o seres sobrenaturales. Fue entonces, que a Camilo se le ocurrió aparecérsele en medio de la noche de la Sierra Maestra, envuelto en una sábana, tapado hasta la cabeza. Olazábal corrió por todo el campamento aterrorizado, delante de su jefe, el Comandante Camilo Cienfuegos, quien desesperado trataba de alcanzarle para calmarlo, tras la broma.
Así era Camilo, con ese don de gente capaz de hospedar en su humanidad, al ser cariñoso, valiente, aguerrido y exigente Jefe, al jocoso y picaresco cubano.
Desde Estados Unidos escribió, en carta a su familia, sobre Hollywood: “Creo prometí unas fotos, las cuales no sirvieron; nada, estoy perdiendo mis cualidades para la cinematografía y a pesar de eso, cuando pasé por Hollywood me tiraron flores y las admiradoras gritaban Viva Camilo, fuera Marlon Brando, viva el Flaco, muera Tony Curtis y la mismísima Marilyn Monroe me dio tremendo espectáculo en la calle… “.
Según el periodista Mariano Rodríguez Herrera [1], el combatiente Andrés Arévalo le confiesa que Camilo también le hizo una de las suyas. Andresito rememora que, en el campamento militar de Columbia, en La Habana, él llegó a ser el soldado que más se movía en la formación, por una trastada de Camilo, y que indiscutiblemente, eso era un reporte a como diera lugar. Resulta que mandaban a formar para que Camilo, como Jefe del Ejército pasara revista. Pero sucede que cuando el Comandante pasaba frente a él, como era tan chiquitico y no se veía bien, le daba tremendo pisotón, obviamente él tenía que brincar, y ahí le salía el reporte.
Pero lo mejor, no lo ponía él, sino el oficial que lo acompañaba, quien no se daba cuenta de la jugarreta, por la velocidad de Camilo y lo serio que estaba. Así, Andresito se llenó de reportes y un día fue a verlo para pedirle que se los quitara. Le echó un brazo por encima de sus hombros y le dijo: “No te preocupes, Transporte, que eso lo resuelvo yo”, obvio, cómo no resolverlo, si él era el Jefe del Ejército.
Hace 54 años dicen que se perdió en el mar, pero su sonrisa amplia, su fe inquebrantable en la victoria y su profundo amor a la Patria, al Comandante en Jefe de la Revolución, no se perderán nunca, porque las dejó como esas bromas, junto a su gigantesca figura de revolucionario, a su sonrisa amplia, típica de nosotros.
Fidel nos habló de esa cercanía en aquel duro momento de 1959. Es verdad que difícilmente vuelvan a presentarse las circunstancias históricas, la cosa excepcional que produjo un hombre con las proezas que hizo Camilo Cienfuegos; (… ) el consuelo que debe tener nuestro pueblo es que en el pueblo hay muchos Camilos, y Camilo seguirá viviendo en hombres como él y seguirá viviendo en hombres que se inspiren en él (… )
[1] En Camilo era mucho Camilo, Granma, 1989.

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