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Las desventuras de YPF y el juicio de Nueva York

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Por Alejandro Olmos Gaona em 20 de abril de 2023

Las desventuras de YPF y el juicio de Nueva York

Nadie ignora lo que significó YPF para la economía nacional desde su fundación. La gestión pionera llevada a cabo por el Gral. Enrique Mosconi, significó poner en marcha a la empresa más grande que tendría la Argentina y que generaría enormes recursos al país. Esa gestión se consolidaría desde 1932 hasta 1943, mediante la presidencia del Ingeniero Ricardo Silveyra que llevó a YPF a tener una gran preeminencia en el mercado de los hidrocarburos.

Tanto Mosconi como Silveyra, fueron opositores tenaces a la privatización de la empresa, y solo discreparon en cuanto que Mosconi podía aceptar que hubiera capital privado en la misma, lo que era negado tenazmente por Silveyra, que llegó a decirle al ministro de Hacienda Federico Pinedo, que si se hacía el intento de privatizar la empresa el pueblo no lo iba a tolerarlo, iba a colgar a los autores y él encabezaría la marcha para tal acción.

Con los años, ciertas cosas fueron cambiando y después de la ida de Silveyra comenzó una evidente declinación de la empresa cada vez mayor, por lo cual Perón consideró necesario abrir el mercado a la explotación extranjera. Fue así que, en 1954, se le entregaron a una subsidiaria de la Standard Oil de los EE.UU. 48.000 kilómetros cuadrados en la provincia de Santa Cruz para explorar y explotar el petróleo, habiéndose anulado el contrato después del golpe militar de septiembre de 1955. A partir de 1958 y con la justificación de ganar la batalla del petróleo, se volvieron a entregar concesiones a través de oscuros negocios y contrataciones que fueron investigadas, las que fueron anuladas por el Dr. Arturo Illía, que las consideró lesivas al interés nacional, a pesar de la intensiva explotación que se hizo durante la gestión de Arturo Frondizi.

Hubo muchas idas y venidas, respecto a YPF durante distintos años, pero ningún gobierno se atrevió a privatizarla, hasta que, en 1992, después de la firma de tres decretos desreguladores del sector, YPF dejó de ser estatal y comenzó su privatización. En ese año tuvo principalísima intervención el Dr. Néstor Kirchner que lideraba el grupo de provincias petroleras, que hizo un persistente lobby para que eso se concretara. Como Menem sabía con quienes hablaba, para evitar el fracaso de la privatización a la que se había opuesto de manera tajante la UCR, logró firmar acuerdos con las provincias petroleras y en el caso de Santa Cruz firmó Cavallo con Kirchner un acuerdo por el cual si se concretaba el proyecto Santa Cruz recibiría casi 480 millones de dólares, si fracasaba y en el Congreso no se apoyaba la privatización, no recibiría un solo centavo. Parrilli fue el miembro informante y todo se aprobó con la euforia de los justicialistas que vivaron al presidente Menem.

Semanas después después Kirchner firmó con Cavallo y Manzano un nuevo acuerdo, por el cual la suma anteriormente pactada se elevó a 630 millones de dólares, que sirvieron para comprar acciones de YPF a un precio y revenderlas a una suma mayor con ingentes ganancias. Nunca se supo en realidad que pasó con esa suma, porque el Tribunal de Cuentas de la Provincia nunca lo informó.

En el 2006, después de promulgada la ley 26.197 (ley corta) que significó entregar en su totalidad a las provincias la disposición y administración de los recursos petroleros, se prorrogó la concesión de la mayor reserva de petróleo en el golfo de San Jorge por 40 años a la Pan American Energy, cuyo mayor accionista era la British Petroleum de Gran Bretaña. Todo ello se hizo en abierta violación a la Ley de Hidrocarburos (17.319), y con excepción del Dr. Solari Yrigoyen, acompañado por varios letrados, el entonces diputado Pino Solanas, y quien esto escribe, nadie cuestionó, ni se preocupó por ese verdadero negociado.

Dos años después se autorizó al Grupo Petersen de la familia Eskenazi a comprar el 25% de las acciones de Repsol, con el pretexto de “argentinizar” parte de la empresa española. La operación la hicieron sin pagar un solo centavo, ya que las pagaron con dividendos de la propia empresa.

En el 2012 se decidió la expropiación del 51% de las acciones de YPF en poder de Repsol, quien estaba vaciando la empresa. En ese momento como asesor del diputado Solanas, preparé una disidencia, para que no solo se expropiara ese 51%, sino el 25% de los Ezkenazi, ya que suponía lo que iba a ocurrir de acuerdo a los estatutos de la empresa, que obligaban a hacer un ofrecimiento a todos los titulares de acciones. Los Ezkenazi, vendieron aparentemente sus derechos a unos fondos buitres, el grupo Burford, los que accionaron en los tribunales de Nueva York contra el Estado Nacional, obteniendo recientemente una sentencia una sentencia favorable por montos que se han de determinar y que puede llegar a cifras que estimadas entre 5.000 y 17.000 millones de dólares.

Con la entrega de YPF, y ese simulacro de nacionalización, no terminó la entrega de nuestros recursos, ya que, en los años 2013, después de que la presidenta Cristina Kirchner emitiera el 15 de julio el Decreto 929, se entregaron importantes recursos petrolíferos descubiertos por YPF en Vaca Muerta a la petrolera estadounidense Chevrón a través de un contrato secreto, que las autoridades se negaron sistemáticamente a dar a conocer, y solo se pudo acceder al mismo a través de una acción judicial deducida por el entonces senador Rubén Giustiniani, a quien la Corte Suprema después de dos años de litigio, acogió favorablemente su pretensión de conocer lo firmado. Además de las sociedades off shore constituidas en el contrato para evitarle problemas a Chevrón, el país se sometió a la legislación y jurisdicción extranjera en caso de un litigio. A las pocas semanas, se firmó otro acuerdo con Dow Chemical a quien se le entregó parte de la segunda reserva mundial de gas no convencional en Vaca Muerta, contrato que hasta el día de hoy permanece secreto, ya que la acción judicial que yo iniciara, fue rechazada por la Cámara Contencioso Administrativo en virtud de la Ley de información pública promulgada durante la gestión de Macri, que autorizaba a empresas que cotizaran en bolsa a negarse a dar información

Cabe recordar que, debido a Mosconi y a Silveyra, YPF fue planteada no solo como una gran empresa petrolera, emblema de nuestra soberanía energética sino como un factor de desarrollo integral de nuestra patria. YPF construyó ciudades, pueblos, escuelas, hospitales, genero empleos a través de una organización empresaria perfecta, alejada de los aspectos crematísticos que tienen las empresas privadas. A su imagen se estructuraron Pemex de México y Petrobras de Brasil, y durante décadas fue un emblema de una política soberana de hidrocarburos.

Pero el capital privado hizo lo suyo y la mediocre dirigencia política, presionada por el FMI, el Banco Mundial y el BID, además de estar necesitada de negociar todo lo que estuviera a su alcance, no dudó en privatizar todo lo que pudo e YPF fue lo más relevante que tuvieron a mano para satisfacer al capital extranjero . Hoy YPF es una sombra de lo que fue, ya que las petroleras transnacionales son las que mayoritariamente explotan los recursos, que hoy se conocen a través de la labor pionera llevada a cabo desde su fundación por la empresa nacional.

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