Zapata vive!… La lucha sigue

10/04/2007
10 de abril: aniversario luctuoso de Emiliano Zapata
Por Mónica Fragoso Pasalagua
Sirvan estas líneas para recordar al General Emiliano Zapata, campesino morelense nacido en Anenecuilco en 1879 y asesinado el 10 de abril de 1919 en una emboscada orquestada por el coronel Jesús Guajardo en Chinameca.
Zapata fue uno de los principales dirigentes en la lucha de los pueblos del sur alzados contra los hacendados, la policía rural y los gobiernos locales, los cuales convirtieron la propiedad comunal de los pueblos originarios en propiedad privada, obligando a los indígenas a refugiarse en las profundidades de la selva o bien, trabajar aun contra su voluntad para los grandes latifundistas.
Zapata fue, junto con otros miembros del Ejército del sur, el autor de uno de los documentos políticos más importantes de la época: el Plan de Ayala, documento que desconocía a Francisco I. Madero como presidente y que anunciaba la inmediata expropiación de tierras para su reparto entre los campesinos. Fue este mismo documento el que le dio el sustento político a la llamada Comuna de Morelos, pues fue allí en donde el ejército encabezado por Zapata decidió aplicar el plan de manera consecuente: “Y la conclusión fue: expropiar sin pago los ingenios y nacionalizarlos, poniéndolos bajo la administración de los campesinos a través de sus jefes militares. Allí donde los campesinos y los obreros agrícolas finalmente establecieron su gobierno directo por un periodo, la revolución mexicana adquirió ese carácter anticapitalista empírico.
Desafortunadamente la experiencia no se extendió a nivel nacional, y finalmente la Comuna fue derrotada y con ella el ejército del sur.
Sin embargo, queda el recuerdo poco difundido de esa experiencia, en donde los trabajadores agrícolas y los campesinos pobres, echaron mano de sus fuerzas y tomaron el control de su propio destino, aunque sólo hubiera sido por algunos años.
Porque es necesario recurrir una y otra vez a la memoria para no olvidar de qué lado debemos pelear, que organizados en el campo y en la fábrica debemos tomar el poder para hacer nuestras las tierras y herramientas sin confiar en el enemigo de clase.
Zapata fue asesinado por Venustiano Carranza, un representante de la burguesía mexicana. Transcurridos los años y las luchas, siguen vigentes las palabras de Zapata, poco conocidas pero de gran valor: “Que las manos callosas de los campos y las manos callosas del taller se estrechen en saludo fraternal y concordia; porque en verdad, unidos los trabajadores, seremos invencibles, somos la fuerza y somos el derecho; somos el mañana.”